Una luxación, es una separación de dos extremos de los huesos en el lugar donde se encuentran en una articulación. En COPOMUR os contamos qué son y cuáles son sus síntomas ¡Sigue leyendo!
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Luxaciones en el pie: ¿Qué son y cuáles son sus síntomas?
Una luxación es una separación de dos huesos producida en el lugar en el que se unen, en la articulación. Una articulación luxada es aquella en la que los huesos ya no están en su posición normal. Este tipo de lesiones del pie producen un gran dolor, no permite la movilidad y se puede apreciar una deformación o abultamiento. Cuando se produce una luxación parcial o incompleta se le conoce como subluxación.
¿Cuáles son sus causas?
Las causas que provocan las luxaciones son normalmente un impacto fuerte en la articulación a causa de un golpe, caída u otro traumatismo. Pueden producirse por:
- Traumatismos: suceden por lesiones deportivas o accidentes que provocan la separación de la articulación. Esta es la causa más común en las luxaciones de tobillo.
- Tracción muscular: es consecuencia de movimientos inadecuados, bruscos, violentos o involuntarios.
- De forma espontánea: ocurre como consecuencia de la debilidad articular y ósea, especialmente en pacientes con enfermedades que debilitan los huesos y articulaciones.
- Congénita: esta se produce en la etapa fetal o debida a alteraciones de nacimiento de la elasticidad articular.
- Reincidente o recidivante: aquella que sucede cuando no se trata de manera adecuada y se tiene una mala curación de la luxación, la rotura persiste y la luxación aparece ante cualquier traumatismo.
Síntomas de la luxación
Cuando hay una articulación luxada, puede estar acompañada de:
- Entumecimiento y hormigueo en la articulación o fuera de ésta.
- Sensación de dolor intenso, especialmente si se intenta tratar o usar la articulación.
- Incapacidad para mover la articulación.
- Zona hinchada y amoratada.
- Estar visiblemente fuera de lugar, de color diferente o deforme.
Tipos de luxaciones
Existen distintos tipos de luxaciones y dependiendo de ellas y su gravedad se establecerá el tratamiento más adecuado para su curación.
- Subluxaciones, cuando se produce una luxación parcial.
- Fractura-luxación de la parte media del pie (lesiones de Lisfranc), consiste en una luxación y/o fractura de la parte media del pie que interrumpe una o más articulaciones tarsometatarsianas. Este tipo de lesiones son frecuentes, especialmente en jugadores de fútbol americano, motociclistas y jinetes. Ya que es producida por un golpe directo o una fuerza de torsión aplicada a un pie en flexión plantar (caer sobre un pie en flexión plantar).
- La luxación subtalar, también denominada luxación peritalar o subastragalina, suele ser poco frecuente. Ocurre cuando el pie apoya en el borde lateral, esta fuerza se transmite hacia abajo desplazándose en escafoides al romper los ligamentos Astrágalo-escafoideo y Astrágalo-Calcáneo. Si esta fuerza continua se puede romper el ligamento Tibio-astragalino, luxando el Astrágalo con el Calcáneo. Es una luxación que puede producirse en accidentes de tráfico, paracaidismo o en actividades laborales y deportivas.
- Luxación del tobillo, es una lesión poco frecuente, pero que generalmente está asociada a traumatismos de gran violencia como accidentes de tráfico o deportivos.
- Luxaciones y subluxaciones del antepié: son aquellas que se producen en las articulaciones que unen los metatarsianos con la falange más próximas de los dedos (articulaciones metatarsofalángicas) y las que se producen en las articulaciones interfalángicas de los huesos de los dedos conocidas como dislocaciones. Ambas pueden ocasionarse por causas accidentales, por alteraciones morfológicas de la anatomía del pie (siendo más frecuente en pies cavos con dedos en garra) y por alteraciones de la pisada.
¿Cómo es su tratamiento?
El tratamiento de la luxación dependerá del sitio en el que se haya producido y de la gravedad de la lesión. Puede consistir en:
- Reducción, que el médico o podólogo intente maniobras suaves para ayudar a que los huesos vuelvan a su posición. Dependiendo de cuánto dolor e inflamación haya, es posible que se necesite anestesia local o general antes de la manipulación.
- Inmovilización: una vez los huesos han vuelto a su posición, es posible que se inmovilice la articulación con una férula o cabestrillo por varias semanas. El tiempo dependerá de la articulación en cuestión y de la extensión del daño a los nervios, vasos sanguíneos y a los tejidos de soporte.
- Cirugía: es posible que en algunos casos se necesite cirugía si el médico no puede mover los huesos dislocados a su posición correcta o si se dañaron los vasos sanguíneos, nervios o ligamentos cercanos, además de si has tenido dislocaciones recurrentes en el caso del hombro.
- Rehabilitación: después de retirar el elemento de inmovilización, se realiza un programa de rehabilitación gradual que tiene como finalidad recuperar la amplitud de movimiento y la fuerza de la articulación.
La mayoría de estas lesiones no son permanentes y suelen recuperarse bien. Las lesiones de los tejidos circundantes tardan normalmente entre seis y doce semanas en recuperarse.
Es muy importante cuidar adecuadamente de nuestros pies, saber cómo pisamos y usar un calzado adecuado para prevenir cualquier tipo de lesión en el pie. Acudir a las revisiones periódicas con nuestro podólogo nos ayuda a prevenir, detectar y tratar cualquier tipo de lesiones.
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